Los masajistas en Cuba muchas veces están poco valorados. La cultura del masaje es muy poca para los cubanos. En ocasiones se piensa que la mayoría son poco profesionales, e incluso que realizan favores sexuales. Pero yo, que conozco a muchísimos de ellos, les digo que no. Casi todos provienen de escuelas que gozan de excelente prestigio nacional e internacional. Les traigo algunas anécdotas de personas que vieron en el masaje un modo de supervivencia.

Los masajistas en Cuba durante la crisis

Mi afán por aprender cada vez más, y sobre todo técnicas más eficientes y profundas de terapias naturales, específicamente técnicas manuales. Me han llevado a conocer a maestros de excelente nivel. Me gusta escucharlos con atención para entender como ha sido sus vidas, esa vida que los llevo a conocer tanto. Pues como dicen que en las crisis surgen los grandes cambios. La mayoría de estas personas eran trabajadores de la salud pública, el Inder u otros puestos estatales. Debido a la crisis económica que atravesaba la isla en la década de los 90 comenzó a padecer el país de una fuerte escasés de material médico y medicamentos. Una de las salidas que vio el estado fue fomentar la capacitación de personas en técnicas naturales basadas en la mano de obra y materias primas factibles. Técnicas como la acupuntura, reflexología, medicina verde y la hipnosis comenzaron a ponerse en práctica.

Muchos de los profesores afirman que no tenían vocación para estas tendencias, pero eran asignados a la tarea de aprender estas disciplinas. Luego se fueron enamorando de estas especialidades mientras veían que funcionaban de maravilla. El masaje fue una de las técnicas que se desarrolló. Muchos de estos trabajadores necesitaron dedicarse a aplicar masaje como medio de vida. Mientras muchas personas tomaron como salida irse del país o dedicarse a otras actividades deshonestas, estos profesionales (en su mayoría hombres) tuvieron que dar de comer a sus familias mediante la práctica del masaje.

Un profesor de masaje me cuenta:

Uno de ellos me cuenta:

Yo desayunaba un poco de café (si había), me montaba en mi bicicleta y pedaleaba kilómetros y kilómetros hacia mi trabajo, Cuando terminaba de trabajar en el estado iba a casa de personas que necesitaban mis servicios de masaje. Llegaba a mi casa de noche con algo de dinero y la satisfacción de haber ayudado a tanta gente, para al día siguiente hacer lo mismo. Gracias al masaje sobrevivió mi familia. Hoy día mis hijos son grandes profesionales de este país gracias al esfuerzo de sus padres en el período especial.

Hoy en día tenemos el ejemplo y aprendemos gracias a las experiencias de estos nobles hombres y mujeres que defendieron las técnicas manuales y la medicina natural por encima de todo.

Así vamos aprendiendo cada técnica bien depurada. Detrás de cada técnica bien ejecutada podemos escuchar una anécdota de aquella dura época que nos enseñó a ser grandes con tan poco.

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